Comprende varias regiones:
- Mesopotamia: su brazo norte y oriental, la "tierra de los dos ríos", cuyo carácter está determinado en gran parte por su dos grandes ríos, el Tigris y el Eufrates.
- Palestina, que comprende el brazo sur - occidental del Creciente Fértil, y es el país más pobre y pequeño de toda la zona. Su importancia geopolítica reside en su papel de zona de paso para el segundo gran centro de civilización:
- Egipto, la tierra del Nilo.
Hacia el final del IV milenio a.C. y el comienzo del III milenio se echan los cimientos de la civilización humana en las dos tierras de los grandes ríos: Mesopotamia y Egipto. Estas dos regiones vieron el nacimiento de los primeros reinos poderosos que lograron imponer un gobierno organizado y unificado sobre sus poblaciones, que en algunos períodos extendieron a regiones más allá de sus fronteras naturales. El nacimiento de estas dos civilizaciones fue apoyado por condiciones muy similares, favorecidas en gran medida por los ríos que las cruzan. El río es la principal fuera de integración y unificación de estas tierras: proporciona una arteria para el transporte y el riego, y al mismo tiempo exige una mano de obra bien organizada para grandes proyectos de construcción, como canales y diques.
Estos factores no existen en la Siria - Palestina, donde las características naturales tienden a dividir la tierra en pequeños distritos, y ponen grandes dificultades a la unificación del territorio. Ninguno de los tres ríos (Orontes, Litani y Jordán), a pesar de que en sus iberas creció una cierta civilización urbana, proporcionan una poderosa vía de unificación. Siria - Palestina fue más bien terreno intermedio entre Egipto y Mesopotamia, cuyos poderosos reinos se esforzaron en muchas ocasiones por imponerle su autoridad, sobre todo para poder controlar las vías de comunicación con fines comerciales o militares. Esta peculiar posición geográfica ha provocado que Palestina haya estado sometida frecuentemente a potencias extranjeras. En ella se encontraron influjos culturales del norte y del sur, traídas por los numerosos pueblos que la recorrieron. Esto hizo difícil cualquier desarrollo político y económico independiente, pero por otro lado favoreció los logros de la civilización antigua. En este crisol de contactos culturales nacieron algunos de los grandes valores de la cultura humana, como la escritura alfabética o la fe monoteísta.
En conclusión, la región de nuestro estudio comprende el tercio meridional un terreno montañoso surcado longitudinalmente por una profunda depresión (el Valle del Rift), cuyos límites son:
Al oeste, la ribera oriental de Mediterráneo.
Al este, el desierto sirio.
Al norte, las estribaciones de los montes del Líbano y el Antilíbano.
Al sur, la zona de transición de las tierras de cultivo a la estepa y el desierto del Sinaí, aproximadamente a la altura del extremo sur del mar Muerto.
Fuente: Instituto Internacional de Teología
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